La mirada y la interpretación de Oscar Andrés De Masi, arqueógrafo

lunes, 14 de marzo de 2016

MUJERES ARGENTINAS MONUMENTADAS...BIEN ESCASAS





Cementerio Británico de Buenos Aires. Sepulcro de la maestra Minnie Armstrong. (Foto OADM, 2010)



Algunas amigas que visitan asiduamente nuestros blogs, me han preguntado por qué no compartí un post alusivo al Día de la Mujer, que ocurrió hace muy poco. En verdad, no quisiera que nuestros blogs se subordinen a una agenda externa a ellos, por más simpatía que nos cause tal o cual fecha. Pero, la ocasión es bien oportuna para que reflexionar acerca de la presencia de las mujeres en el patrimonio monumental argentino. Quiero decir ¿cuántas mujeres están representadas en monumentos históricos declarados? ¿cuántas mujeres están representadas en estatuas conmemorativas en plazas y en espacios públicos del país? Un rápido censo de ambas categorías de monumentos revela una presencia bien menguada, consistente con un relato centralmente masculino de la historia. El patrimonio refleja, también, esta asimetría y nos pone ante el desafío de instalar un nuevo paradigma en la materia. 

Si repasamos los monumentos históricos nacionales, advertiremos los pocos casos de monumentos relacionados centralmente con figuras femeninas: las casas de María Josefa Ezcurra en Buenos Aires, o de Mariquita Sánchez de Thompson y de Victoria Ocampo en San Isidro, o de Pepa Galarza (¿habrá existido realmente?) en Luján, o la sala de internación de Eva Perón en un hospital de Avellaneda y su casa de infancia en Los Toldos, son algunos ejemplos. En materia de sepulcros, más allá de los casos de las "damas patricias" del tipo Mariquita Sanchez o Remedios de Escalada, que son el correlato previsible del panteón de las glorias fundadoras de la Nación, tenemos algunos ejemplos más recientes y de llamativa singularidad (y en cuyas declaratorias, quien escribe este blog tuvo activa participación): las tumbas de algunas maestras sarmientinas en el Cementerio Británico de Buenos Aires, la tumba de la médica Cecilia Grierson en el mismo enterratorio, el sepulcro de Lola Mora en Tucumán o el mausoleo de la Beata María Antonia de Paz y Figueroa en la iglesia de La Piedad de la Capital. 

En materia de monumentos escultóricos conmemorativos, el repertorio es más escaso todavía. No me atrevo a incluir aquí a la extraña estatua de la capitana Juana Azurduy, porque no comprendo demasiado su intención plástica y no puede disimularse que su emplazamiento motivó el desplazamiento de una obra de superior valor estético. El patrimonio debería operar como un ámbito de consensos históricos e identitarios, y no de conflictos. 

Tampoco debemos contabilizar aquí las numerosas figuras femeninas que se repiten, más o menos, en función de alegorías (la Libertad, la República, la Virtud etc.) y sin identidad concreta; o las repetidas y a veces insípidas estatuas dedicadas "a la madre" , que, sin querer, reducen el rol de las mujeres a la función procreativa y suelen cristalizar su representación plástica en un momentum lacto-mamario...

Me refiero a mujeres argentinas con existencia histórica y que hayan contribuido, a su modo, no importa cual, con cualquier porción de la grandeza del país. En este rubro, existen esculturas (mayormente bustos) de  superioras religiosas o de "matronas benefactoras" de hospitales o de asilos o de escuelas, que por lo general, se emplazan dentro de los establecimientos y muy poco sabe de ellas el transeúnte. También hay alguna estatua de la reina Isabel La Católica. Y la escultura de la bailarina Norma Fontenla, que inevitablemente nos causa pesar, al recordar su trágica muerte. Seguramente hay otras, pero su cifra es insignificante comparada con los monumentos masculinos.

No hay duda: faltan estatuas de mujeres concretas en nuestras plazas y espacios públicos. Y, poco a poco, debemos corregir este desajuste en nuestro universo patrimonial.

Mientras ello ocurre, les dedicamos este homenaje retrospectivo del Día de la Mujer, mostrando unas imágenes de algunos sepulcros de maestras de la época de Sarmiento-Avellaneda, que fueron declarados en la categoría de "sepulcros históricos nacionales". Unas mujeres que llegaron a un país lejano y distinto, casi sin hablar castellano, con la misión de educar. Y aquí se quedaron, literalmente, muchas de ellas.

Y un sepulcro donde yace una mujer que, a juzgar por el simbolismo y la epigrafía, murió a una temprana edad, y bien puede ser la metáfora de tantas mujeres cuyas utopías fueron truncadas por la muerte, cualquiera sea su circunstancia.





Cementerio Británico de Buenos Aires. Sepulcro de la maestra Frances Armstrong (Foto OADM, 2010)





Cementerio Británico de Buenos Aires. Sepulcro de la maestra Jennie Howard. (Foto OADM, 2010)






Cementerio Británico de Buenos Aires. Sepulcro de la maestra Sara Eccleston. (Foto OADM, 2010)

Sepulcros de "maestras sarmientinas" en el Cementerio Británico de Buenos Aires (aunque también habían llegado contingentes en tiempos de Avellaneda y de Roca)
Se trata de tumbas modestas, sin arrogancia, pero sobrias y silentes, como fue el talante de aquellas mujeres que vinieron al país con una misión educadora. Y aquí se quedaron para siempre. Fueron declarados "sepulcros históricos nacionales" hace pocos años.






Una tumba cargada de simbolismo en el Cementerio Británico de Buenos Aires. No se quien fue Elena Bacci, pero sé que era una mujer. O quizás: not a girl...not yet a woman...Y deduzco que murió joven, a juzgar por el desconsuelo epigráfico de sus padres y su hermano. El sauce que abraza la cruz inclinada...y el pajarillo muerto al pie del monumento, aportan una poética sepulcral bien explícita..Las partituras que se apilan a la izquierda, nos hablan de la sensibilidad musical de Elena. 
(Foto OADM 2010)





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